Las oportunidades son clave en la vida, es gracias a ellas por lo que tenemos la ocasión de acertar o equivocarnos, de aprender, de experimentar, y en definitiva de vivir. No somos plantas –aunque a alguno le gustaría– y sólo esa continua búsqueda de nuevas situaciones nos mantiene vivos; aprendemos de nuestros errores, conocemos a nuestro amor, contemplamos un nuevo atardecer, enseñamos a nuestros hijos, disfrutamos de un nuevo sabor o apreciamos una rutina.
En la procrastinación hay muchos factores evolutivos, biológicos y psicológicos implicados. Es fácil vernos en la lucha interna del deseo y el deber. Pero es importante entender que las personas que procrastinamos no disfrutamos de un mayor bienestar.
Hagamos lo posible por construir una base de actividad lo más sólida posible, para sobre ella sustentar nuestras decisiones, incluso las relacionadas con no hacer nada.
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