¡Somos unos genios! Lástima que malgastemos nuestro talento en implicarnos emocionalmente en sobremesas y no en los parlamentos.
Aparentemente todos tenemos soluciones correctas y precisas a los grandes problemas y retos que asolan a la humanidad. Pero esas soluciones nos cuestan amistades y relaciones, porque nosotros tenemos razón y ellos no.
En nuestras discusiones trasformamos el intercambio en términos de lógica, una conversación basada en la razón, en una discusión en términos emocionales. En cuanto atravesamos la barrera de la emoción entramos en el mundo de los sinsentidos donde toda superficie se convierte en arenas movedizas. Necesitamos huir de la emoción como mensajera, que es muy distinto de huir de la emoción como mensaje.
¿Qué es más importante, ser feliz o tener la razón?
Somos felices al guiarte.
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